martes, 3 de septiembre de 2013

SI YA TE DECIDISTE A CONCURSAR: ASEGURATE DE NO PERDER




SI YA TE DECIDISTE A CONCURSAR EN DISEÑO: ¡Asegúrate de no perder!



Por Rafael Treviño

Director General de TD2





No importa si eres un freelance o un despacho. Si tienes experiencia o no. Si has ganado premios, si tratas de ofrecer un precio justo o si de verdad das el 110% de tí, el asunto de los concursos está cobrando una importancia mayor y si no actuamos en consecuencia, todos vamos a perder.



Cada vez es más común esta práctica:  Las empresas buscan como bajar sus costos y  han encontrado en los “diseñadores” a un grupo que está tan necesitado de tener trabajo, que están dispuestos a realizar proyectos por nada, o por muy poco.

Esta forma de trabajo nos hace daño como gremio a todos los diseñadores, ya que somos nosotros los que declaramos estar dispuestos a trabajar por nada en la parte del proceso de negocios donde se gestan ideas y soluciones que generan valor a las empresas.



Los concursos no pagados son una trampa para todos. Aunque los clientes no lo quieran ver,  y los encargados de compras se sientan muy inteligentes y astutos, los concursos no pagados difícilmente sacarán lo mejor de los concursantes. Free lances, pequeñas o grandes empresas no pueden dedicar el tiempo, la concentración y recursos necesarios a 5 proyectos para ver si ganan sólo 1 y que además ese 1 se los mal paguen. De una u otra manera, el diseñador raciona sus recursos para lograr una combinación que le permita seguir afrontando sus compromisos financieros.

Sin embargo, el verdadero diseño es un proceso que requiere recopilar información, analizarla, incubar ideas, procesarlas, visualizarlas y evaluarlas para luego presentar, obtener retroalimentación creativa del cliente, volver a trabajar, encontrar soluciones conceptuales y ejecucionales, adaptarse a condiciones específicas sin perder calidad, además de llevar a cabo todo con el cuidado y conocimiento técnico necesario. Todo esto requiere que las personas en el equipo puedan dedicar tiempo y enfoque al proyecto, sin preocuparse por aspectos administrativos o demasiados pendientes simultáneamente.

Por supuesto que lo anterior es el ideal y los resultados son evidentes cuando un proyecto logra recorrer todo el camino.

Pero la realidad de los concursos actuales es completamente distinta. Muchos de los pasos necesarios para obtener resultados verdaderamente significativos son eliminados o abortados prematuramente, porque es la única manera de financiarlos.

Casi siempre, son estas primeras ideas las que se llevan a evaluaciones cualitativas, cuando en realidad son bebes cuatrimesinos.

Oportunidades de crear comunicación que verdaderamente haga una diferencia, se pierden por miedo del cliente y miedo del diseñador.

El cliente obtiene trabajo superficial y mediocre, aunque muy barato. El diseño como actividad, no alcanza su verdadero potencial de desempeño y genera una reputación de ser poco profesional e incapaz de crear valor.  El diseñador pierde la oportunidad de hacer un trabajo que lo haga crecer y empieza a creer que hacer cualquier cosa rápido y obtener la aprobación del cliente es el fin de su trabajo. La marca no alcanza sus objetivos. Todos perdemos.



¿No deberíamos  apostar por ganar en vez de apostar por no perder?



¿Has pensado que en un concurso…?

• Tu trabajo, aunque no resulte ganador, es igual de valioso como punto de referencia para elegir al ganador.

• Casi siempre, elementos de los que no ganan, son integrados a un diseño elegido y el cliente se siente con el derecho de utilizar las ideas como mejor le convenga. En realidad los participantes le dieron ese derecho de manera tácita y no hay forma de que reclames.

• El trabajo de todos los concursantes les da una visión más clara de las oportunidades de comunicación a los que lo organizaron y eso, tiene un valor.

• En realidad muchos clientes saben esto y por eso hacen concursos.  Los clientes, también tienen que responder a sus jefes y buscan la forma de hacerlo. En la mayoría de los casos no tienen una preparación profesional para hacer procesos creativos, pero si se han dado cuenta de que pueden convencer fácilmente a los creativos de que trabajen por menos de lo que vale su tiempo y talento. No tiene la culpa el indio…!



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¿Te das cuenta que…?

• Tu estas invirtiendo tiempo, recursos, experiencia laboral y la preparación que cultivaste durante varios años en la Universidad,  así como tu talento y compromiso profesional para ofrecerle a un cliente lo mejor de tu trabajo .

• Eso tiene valor y deberías reconocértelo. Tu trabajo, al igual que el de tu cliente, merece ser respetado. Y sólo tu puedes exigir que se respete.

• Tu, aspiras a ser o te consideras un profesional. Y si vas a poner talento y preparación para contribuir al negocio de una empresa, debes reconocer que tu trabajo vale. Tu trabajo contribuye al ingreso de esa empresa, aunque tu diseño no sea el elegido.

• Si no empiezas por reconocerlo tu, nadie lo hará por ti y mientras lo permitas, habrá muchas personas que se beneficiarán con tu trabajo, sin pagarte, porque tu así lo has querido.

• En realidad todo esto tiene que ver con el respeto que debemos tener por nuestro trabajo. El que lo disfrutemos, o tengamos un talento natural, no significa que no valga.

Entiendo perfectamente que da miedo decir que NO a un concurso, o acotar sus características.

En mi experiencia de 25 años en el mundo del diseño, han sido muy pocos los concursos donde las cosas se han llevado de manera justa, profesional y constructiva. En la mayoría de los casos, no por que haya mala intención, sino por el enorme desconocimiento de los procesos creativos que tienen los clientes que compran diseño.



Es nuestra responsabilidad enseñar a los clientes sobre el proceso de diseño y respetar nuestro trabajo, exigiendo una paga justa.

Por supuesto que hay gente a quien le ha ido bien en concursos. Si embargo, no deja de ser injusto que haya gente que trabaje y no gane nada, como un “modelo aceptado” de trabajo de parte de las empresas.

Por otro lado, hay muchísimas razones ajenas al trabajo de los concursantes que forman parte de una decisión, que la mayoría de las veces no te son comunicadas y que afectan de manera más directa a la decisión final: Otros proyectos por salir, políticas, falta de presupuesto, fechas que entran en conflicto, proyectos que tienen prioridad, tendencias del mercado.

En la mayoría de las ocasiones, los que organizan el concurso, son mandos medios. Pero los que evalúan y toman la decisión final son otras personas que a veces ni siquiera saben que están evaluando un concurso y no es su trabajo atender las condiciones éticas y los compromisos adquiridos con los concursantes.



En cambio, tu como diseñador asumes que si trabajas bien y llegas a una gran ejecución, en automático el proyecto llegará al mercado.

Pues te tengo noticias. Eso no es cierto. Muchas veces y a  pesar de que hayas hecho un trabajo magnífico, el proyecto no verá la luz y por lo tanto, difícilmente te será remunerado. Es muy fácil que el cliente simplemente te mande un mail diciendo que el proyecto no se va hacer, sin pagarte nada, ya que no adquirió ningún compromiso formal contigo.

Pero bueno. Seguramente esperas que este concurso se convierta en una oportunidad de negocio.





Si ya estás en esas, ten en cuenta las siguientes cosas.



Lo más probable es que el cliente no te de un documento escrito de las bases del concurso donde se comprometa.

Tu, genera el documento, establece en él todo lo que puedas y haz que lo firme cuando menos de recibido. Envíalo por mail. Documéntalo. Y deja que sepa todas tus dudas y consideraciones por escrito antes de empezar.



Te puedo adelantar que es probable que en cuanto tu quieras ponerte serio respecto a tu trabajo, el cliente se sentirá incomodo, y no querrá firmar o comprometerse a nada. Eso … ¿te dice algo? Mantente firme y con las antenas bien paradas para que no vayas a caer en una situación de desventaja.





1.- Anota muy bien qué buscan con el concurso y cuáles son los entregables.

¿Los entregables que solicitan son razonables en función del tiempo a realizarlos?

¿O tienes que detener toda tu operación para poder entregar? ¿Quién va a pagar por ese tiempo que no es facturable si no ganas? ¿Te parece justo que otro cliente, que si se comprometió contigo de manera recíproca pague por ello? ¿O que tu acabes por no poder pagar una deuda o cumplir un compromiso financiero porque tuviste que trabajar gratis?¿Lo que vas a gastar en el concurso es razonable en comparación de lo que puedes ganar? ¿Aún te crees eso de que luego habrá mucho trabajo?



2.- La fecha de entrega y la hora.

Aclara en la junta, a viva voz y si es posible por escrito, que quienes no entreguen a tiempo deberían ser descalificados. El cliente no querrá descalificar a nadie porque quiere ver muchas ideas. Propón mecanismos para que si tu te comprometes, tu actitud tenga un peso mayor en la decisión que la de alguien que no llegó a tiempo a la junta o que no entrego a tiempo, o que no entregó lo solicitado.



3.- ¿Qué va a ganar quien gane el concurso?

¿Dinero? ¿Cuánto? ¿Te asignaran el proyecto completo? ¿Hubo un acuerdo financiero antes de que procedieras a trabajar?

Tu deberías saber cuánto vas a facturar si ganas el concurso. Por lo que antes de empezar, deberías presentar un presupuesto. Y si el presupuesto es aprobado para el caso de que ganes, entonces concursas.

¿Por qué? Porque de otra manera tu te pones en una situación vulnerable. Ya invertiste dinero, tiempo etc. Ya ganaste. Ya tienen la idea y la tienen documentada impresa y muchas veces hasta electrónicamente. Ahora pueden pagarte exactamente lo que quieran, o pueden no pagarte e implementarlo con un tercero.

En cualquiera de los casos, tu te pusiste en una situación donde no vas a poder recibir una remuneración acorde a tu talento, preparación esfuerzo o suerte. Ellos de todos modos obtuvieron mucho trabajo a un costo que es una fracción de lo que debieron pagar.

Sobra decir que jamás entregues un archivo en alta, editable o manipulable, hasta que hayas ganado y facturado.

Si ya has concursado, sabes que esta situación es real. Y no va a cambiar a menos que nosotros hagamos que cambie. Agárrate un huevo y respeta tu trabajo.









4.- ¿Qué pasa si deciden que nadie ganó?

Tienes que pedir que se establezca de antemano un mecanismo que defina un ganador y que se cumpla con el compromiso de quien ganó.

Si nadie ganó y a nadie le van a asignar el proyecto, porque harán otro concurso o el proyecto ha sido cancelado, establece desde antes qué te van a pagar y acuerda que cualquiera que sea el desenlace, sí se declare un ganador. No es justo que declaren desierto y no paguen nada a nadie o paguen una cuota simbólica. Una vez más, el aprendizaje que ellos obtienen, tiene un valor en pesos.



5.- ¿Qué pasa si deciden que varios empataron?

Prácticamente es imposible un empate total. Si uno de los diseños gana por .01, el cliente deber respetar su compromiso, aunque estadísticamente no sea definitivo y no puedan decidir qué diseño utilizar.

Si deben hacer otra ronda, otro estudio o trabajo adicional, deberá ser claro si está o no contemplado en el concurso, o si  habrá un premio o bono adicional, por tener que hacer más trabajo o financiar más tiempo la inversión inicial.

Ya trabajaste de a gratis.. y además, si quieres tener oportunidad, tienes que volver a trabajar de a gratis de nuevo? Estás tonto o qué?









6.- ¿Qué pasa si hay trabajo adicional después de la entrega del concurso?

“Fíjate que ahora hay que hacer 40 dummies para un estudio y quiero que me los hagas de otro tamaño y de 3 sabores. Y los necesito para la semana próxima. Y si ganas, te los pago”.

Una cosa es el concurso y otra el trabajo adicional. Si te están pidiendo más trabajo, de ninguna manera aceptes hacerlo gratis. A menos que logres que durante el tiempo que haces ese proyecto, tus empleados no te cobren, tu casero no te cobre renta, hacienda no te cobre impuestos, no pagues luz ni teléfono, y tu te encuentres una billetera llena de dinero en la calle, no veo una razón para que regales tu trabajo, tiempo, dinero y esfuerzo. ¿Tu cliente te ofreció un café durante la junta?



7.- Así como el cliente te exige una fecha y una hora para la entrega, él también debe comprometerse con una fecha y una hora para declarar el ganador y cumplir con lo que le prometió. Eso es independientemente a que él decida someter tu diseño a procesos posteriores.

Si tu dejas pasar el tiempo para que el cliente realice otros procesos, tu inversión en ese concurso se diluye, además de que abres la posibilidad de que entren en juego otras variables no contempladas en el brief inicial, que te dejen fuera.



8.- Que no te salgan con que después de la fecha del concurso le dieron oportunidad a otro concursante, o que alguien entrego después, o que alguien no llegó a tiempo.



El tema es reciprocidad. El cliente espera tu compromiso. Tu vas a trabajar confiando en su buena fe. El también debe comprometerse.



Este tema es delicado.



¿Recuerdas que al iniciar la junta del concurso, te pidieron que firmaras un contrato de confidencialidad..?

De la misma forma, antes de entregar tus propuestas, pide que te firmen un documento donde especifiques que estas entregando un número “x” de diseños como parte de un concurso al que fuiste invitado a participar por “x persona”, con fecha y hora de entrega, donde digas qué te pidieron y bajo qué lineamientos. Qué ofrecieron al ganador y a los otros participantes. En qué fecha y hora van a declarar el ganador. Y que mencione de manera precisa que si las condiciones cambian, se pide trabajo adicional, se alarga el tiempo de decisión, o cualquier otra circunstancia no contemplada, entonces tendrá un cargo “x”.

Incluye en el documento imágenes pequeñas de tus alternativas y haz que firmen cada hoja de recibido.

No olvides incluir que si no ganas el concurso y te pagan lo ofrecido, las imágenes que creaste, aunque tengan su marca en ellas, son de tu propiedad intelectual y no pueden utilizarlas, aunque tu tampoco puedas usarlas con su marca. Asimismo, aunque ganes, todas las otras opciones que hayas presentado, son tuyas, a menos que también te las paguen, o que lleguen a un acuerdo diferente.



Si tu no empiezas a tomarte en serio, nadie lo hará.



Los diseñadores damos cosas muy valiosas a las empresas. Pero disfrutamos tanto nuestro trabajo que estamos dispuestos a hacerlo aunque no nos lo retribuyan de manera justa.



Tu trabajo es tan respetable y valioso como el de la agencia de investigación, el fotógrafo, la modelo o el cliente. Cada uno de ellos si han sabido hacerse respetar y cobrar lo justo. Haz que te tomen en serio.



Las empresas ganan con tu trabajo. Poco o mucho, pero ganan.

En el momento en que permitimos que nos traten como sub profesionales, nos estamos convirtiendo en una sub profesión.



Nadie cree que cualquiera que tenga una PC pueda escribir una novela.

¿Cualquiera con una Mac es un diseñador?



Cuando tengas hijos y necesiten un seguro de gastos médicos, una buena educación o unas vacaciones decentes, tu vocación de diseñador no va a pagar por ello. Va a pagar si y sólo si empiezas desde hoy a respetar y hacer respetar tu trabajo.



¿Es difícil? Si.

¿Cuesta un huevo decir que no? SI.

Pero si no lo hacemos, en unos años (pocos) vamos a tener que vivir de otra cosa.



Reflexiona sobre este tema. Si te interesa dale este texto a cuantos diseñadores puedas. Si das clases, compártelo con tus alumnos, y si te atreves, también con tus clientes.



Yo amo diseñar. Pero cada vez más debo pelear más para que me paguen lo justo. Si tu amas diseñar, contribuye a que respeten nuestro trabajo.




lunes, 1 de noviembre de 2010

No a los Concursos de diseño gratis

No a los Concursos gratis.

Nunca he sido partidario de participar en concursos no pagados. Si bien, pueden parecer oportunidades de obtener un proyecto o cliente, la mayor parte de las veces, esto no es mas que un espejismo.
Lo malo es que se está convirtiendo en una práctica cada vez más común y que desde mi perspectiva, esta dañando el oficio del diseñador, eliminando caminos de crecimiento y condenando a nuestra actividad a una condición sub-profesional y mal pagada.
Como en cualquier otra profesión, hay practicantes excelentes, reconocidos y bien pagados y otros no tanto. Sin embargo, es nuestra responsabilidad trabajar para que nuestra profesión madure, crezca, prospere y que quienes la lleven a cabo profesionalmente puedan tener un estilo de vida acorde a su esfuerzo.

Antes de que las Macs se volvieran el estándar para los diseñadores gráficos, la capacidad de representar las ideas de manera manual, era indispensable para tener buenos resultados.
Las computadoras nos han liberado de esa dependencia a las técnicas y capacidades manuales, haciendo procesos mucho más rápidos.
Sin embargo, la necesidad de generar ideas innovadoras, enfocadas, bien pensadas, oportunas, relevantes y bien ejecutadas sigue estando ahí.
De hecho hoy con mas urgencia que nunca antes, ya que nuestro entorno esta inundado de comunicación y es clave para cualquier organización que su comunicación sea elaborada con elementos que el cerebro elija para recordar, asociar positivamente y asimilar, de entre millones de estímulos que serán descartados dia con dia.
La velocidad que ofrecen las computadoras han creado una visión distorsionada de lo que es el proceso de diseño. Producir una idea, no es lo mismo que producir un impreso. Las computadoras nos ayudan a ejecutar ideas. Son la herramienta global para manufacturar impresos y objetos. Pero no sustituyen al proceso de análisis, selección de estrategias, generación y exploración de ideas.
Las computadoras nos ayudan a acelerar algunas de estas actividades, pero no las sustituyen.
Aquí es importante que los diseñadores sepan distinguir claramente que crear ideas, innovación, estrategia concretada en objetos, marcas, diferenciación etc, es un trabajo completamente diferente de el trabajo de producción.
La generación de ideas de comunicación es algo muy importante para empresas e instituciones y que nosotros mismos no le hemos damos el valor adecuado, haciendo que nuestra actividad y calidad de vida se deteriore poco a poco.
Esta distinción, antes de las Macs, era más obvia. Designer vs. Artista Comercial.
Hoy en dia, la palabra “diseñador” en muchos casos, se ha vuelto sinónimo de un operador de computadora que sabe usar el illustrator y el photoshop. La palabra “diseñador” se ha devaluado penosamente.
Esto, es una realidad. En el mercado circulan muchísimos “diseñadores” que no tienen la preparación necesaria para serlo. Las escuelas de diseño en México han creado ya varias generaciones de Licenciados en Diseño Gráfico que no han sido preparados para llevar a cabo procesos de pensamiento creativo, de crear comunicación y de responder a necesidades concretas.

Un persona responsable de manejar la comunicación Y EL PRESUPUESTO de una marca o de una institución, se enfrenta a elecciones difíciles:
Optimizar su presupuesto
Elegir una agencia, diseñador o creativo freelance etc
Asi que encuentra “diseñadores” que solo siguen instrucciones, y que van construyendo es su computadora las cosas que los clientes le van dirigiendo.
Estas personas, estos clientes, con toda su inteligencia, preparación y capacidad, que no pongo en duda, no son tampoco diseñadores. Y por lo tanto, tampoco logran cosas que verdaderamente sorprendan a nadie.
En un proceso asi, los resultados son mediocres. No llegan a ser algo que verdaderamente aporte valor a la actividad principal de esta empresa o institución.
Ellos se dan cuenta de que necesitan una verdadera solución creativa. Los clientes en este momento quisieran tener alguien que les ayude a cruzar el puente, en quien confiar para elegir y tomar decisiones. Alguien capaz de decirles que hacer, porque hacerlo y como hacerlo. Pero el “diseñador” que sigue instrucciones no tiene esa capacidad.
La preparación, experiencia y habilidades del cliente, casi nunca son las necesarias para tomar decisiones de comunicación con plena certeza de que son las correctas.
(Porque muchas veces, la empresa o institución tampoco quiere invertir lo necesario para contratar a alguien con el perfil adecuado para esas decisiones)
Con el tiempo, muchos de estos responsables llegan a la conclusión de algo que nosotros sabemos hace mucho. Para tener una buena idea, hay que tener muchas ideas. Así que inventan el concurso.
De esta manera obtienen ideas de todos los concursantes, rápidamente y no pagan nada. ¡Que inteligentes somos!
La mayoría de ellos saben que existen agencias, despachos o diseñadores con muy buena reputación que pueden resolver excelentemente sus necesidades, pero que evidentemente, cuestan mucho más que los “diseñadores” que siguen instrucciones, el proceso sería mas tardado, existe el riesgo de que la empresa o diseñador elegido no llegue a una solución adecuada y se contrapone a su necesidad de optimizar el presupuesto.
La elección parece obvia. Si hay diseñadores que aunque no sean muy buenos, me van a traer muchas ideas, yo, con mi visión y preparación, voy a poder escoger de entre muchas ideas la mejor y solo le pagaré a uno de ellos, la parte de manufacturar el arte final, dirigido por mi y a un precio que yo elija.
Además, pagaré una batería de estudios cualitativos para asegurarme de que hago una elección perfecta (Casi siempre pagan más por que 50 personas les den su opinión de una serie de alternativas, que lo que costo generarlas)
De esta manera, me van a felicitar por hacer muy bien el trabajo y además estaré ahorrando.

Aquí existe una trampa que el cliente o responsable no quiere ver. Nadie te va a vender un Ferrari a precio de VW.
El concursante esta siempre bajo la consigna de cobrar muy barato. Por lo que no tiene mucho margen de maniobra en términos de inversión. Si llega a ganar el concurso, de todos modos, como el momento económico es de “el comprador”, este le va a ofrecer un pago muy magro.
Así que el concursante va a limitar los recursos de manera que si pierde, no pierda demasiado. Cuando hablo de recursos, hablo de tiempo y recursos materiales.
El cliente cuenta con que el diseñador casi siempre se siente como una estrella de rock y participar en el concurso es como si le ofrecieran tocar frente a un público conocedor y quizá de ahí le ofrezcan un contrato para abrirle conciertos a U2.
Este diseñador, en pocos años va generando criterios de diseño basados en la aceptación de los clientes. No en los méritos del trabajo en si mismo. Y si partimos de que México es un país conservador, donde el miedo al cambio es el motor de muchas decisiones corporativas e institucionales, la creatividad potencial de este diseñador se va atrofiando sin darse cuenta siquiera.
Asi que el cliente tiene una razón mas para no pagar bien por creatividad, ya que los resultados de los diseñadores no lo sorprenden nunca. Este diseñador ha aprendido a pensar igual que el.
Cuando una de estas empresas o instituciones tiene un proyecto que al directorio, el socio, el dueño o el que tiene la capacidad de decisión le importa mucho, se dan cuenta de que los diseñadores que se sacrificaron pensando en que algún dia llegaría su oportunidad, no tienen la capacidad de crear estrategias, ideas revolucionarias, carácter para defenderlas o visión para reconocerlas, así que averiguan quien es el mas fregón del mundo y contratan a Landor o Interbrand y le pagan millones por proyectos que las subsidiarias locales con personal local realizan con costos muy rentables.

Los diseñadores de hoy, (no vivieron el cinismo económico de los 80’s) no tienen tan claro que para ser diseñador también hay que ser empresario. Saber de negociación y tener objetivos claros. Saber decir que no.

Me parece que los diseñadores debemos respetar más nuestro trabajo.
Prepararnos continuamente para poder ofrecer soluciones y asesoría a nuestros clientes. No solo para saber usar el ultimo PhotoShop.
Debemos ser conscientes de que nuestro trabajo aunque sea de freelance, debe ser muy bueno, debemos ser cada día mejores comunicadores, estudiar, leer, observar, cultivar nuestros talentos. Pero también valorarlos, porque también ese diseñador deberá en el futuro ser capaz de mantener una familia, darle seguro médico, colegiaturas, ropa, vacaciones y oportunidades a sus seres queridos, a partir de una actividad que SI genera valor para las empresas e instituciones.
Todo aquel que siga regalando trabajo, esta construyendo pobreza futura para todo nuestro gremio.
Esta es una primer invitación a que no regalemos el trabajo.
Una alternativa no seleccionada en un concurso, juega el papel de marco de referencia para que otra alternativa sea elegida. Tiene un valor. Cada hora hombre, computadora, renta y luz invertida tiene un costo. Ninguna de esas empresas o instituciones te va a regalar un producto en el super o una entrada a un evento. Ellos si tienen perfectamente claro que su actividad es comercial. Tengamos en cuenta que por mucho que nos guste ser diseñadores, estamos vendiendo nuestro trabajo. Y este trabajo tiene un valor. Y si no has llegado al punto en que tu trabajo sea lo suficientemente valioso para el mercado, sigue estudiando, sigue esforzándote, sigue creciendo.. pero no regales tu esfuerzo.