lunes, 1 de noviembre de 2010

No a los Concursos de diseño gratis

No a los Concursos gratis.

Nunca he sido partidario de participar en concursos no pagados. Si bien, pueden parecer oportunidades de obtener un proyecto o cliente, la mayor parte de las veces, esto no es mas que un espejismo.
Lo malo es que se está convirtiendo en una práctica cada vez más común y que desde mi perspectiva, esta dañando el oficio del diseñador, eliminando caminos de crecimiento y condenando a nuestra actividad a una condición sub-profesional y mal pagada.
Como en cualquier otra profesión, hay practicantes excelentes, reconocidos y bien pagados y otros no tanto. Sin embargo, es nuestra responsabilidad trabajar para que nuestra profesión madure, crezca, prospere y que quienes la lleven a cabo profesionalmente puedan tener un estilo de vida acorde a su esfuerzo.

Antes de que las Macs se volvieran el estándar para los diseñadores gráficos, la capacidad de representar las ideas de manera manual, era indispensable para tener buenos resultados.
Las computadoras nos han liberado de esa dependencia a las técnicas y capacidades manuales, haciendo procesos mucho más rápidos.
Sin embargo, la necesidad de generar ideas innovadoras, enfocadas, bien pensadas, oportunas, relevantes y bien ejecutadas sigue estando ahí.
De hecho hoy con mas urgencia que nunca antes, ya que nuestro entorno esta inundado de comunicación y es clave para cualquier organización que su comunicación sea elaborada con elementos que el cerebro elija para recordar, asociar positivamente y asimilar, de entre millones de estímulos que serán descartados dia con dia.
La velocidad que ofrecen las computadoras han creado una visión distorsionada de lo que es el proceso de diseño. Producir una idea, no es lo mismo que producir un impreso. Las computadoras nos ayudan a ejecutar ideas. Son la herramienta global para manufacturar impresos y objetos. Pero no sustituyen al proceso de análisis, selección de estrategias, generación y exploración de ideas.
Las computadoras nos ayudan a acelerar algunas de estas actividades, pero no las sustituyen.
Aquí es importante que los diseñadores sepan distinguir claramente que crear ideas, innovación, estrategia concretada en objetos, marcas, diferenciación etc, es un trabajo completamente diferente de el trabajo de producción.
La generación de ideas de comunicación es algo muy importante para empresas e instituciones y que nosotros mismos no le hemos damos el valor adecuado, haciendo que nuestra actividad y calidad de vida se deteriore poco a poco.
Esta distinción, antes de las Macs, era más obvia. Designer vs. Artista Comercial.
Hoy en dia, la palabra “diseñador” en muchos casos, se ha vuelto sinónimo de un operador de computadora que sabe usar el illustrator y el photoshop. La palabra “diseñador” se ha devaluado penosamente.
Esto, es una realidad. En el mercado circulan muchísimos “diseñadores” que no tienen la preparación necesaria para serlo. Las escuelas de diseño en México han creado ya varias generaciones de Licenciados en Diseño Gráfico que no han sido preparados para llevar a cabo procesos de pensamiento creativo, de crear comunicación y de responder a necesidades concretas.

Un persona responsable de manejar la comunicación Y EL PRESUPUESTO de una marca o de una institución, se enfrenta a elecciones difíciles:
Optimizar su presupuesto
Elegir una agencia, diseñador o creativo freelance etc
Asi que encuentra “diseñadores” que solo siguen instrucciones, y que van construyendo es su computadora las cosas que los clientes le van dirigiendo.
Estas personas, estos clientes, con toda su inteligencia, preparación y capacidad, que no pongo en duda, no son tampoco diseñadores. Y por lo tanto, tampoco logran cosas que verdaderamente sorprendan a nadie.
En un proceso asi, los resultados son mediocres. No llegan a ser algo que verdaderamente aporte valor a la actividad principal de esta empresa o institución.
Ellos se dan cuenta de que necesitan una verdadera solución creativa. Los clientes en este momento quisieran tener alguien que les ayude a cruzar el puente, en quien confiar para elegir y tomar decisiones. Alguien capaz de decirles que hacer, porque hacerlo y como hacerlo. Pero el “diseñador” que sigue instrucciones no tiene esa capacidad.
La preparación, experiencia y habilidades del cliente, casi nunca son las necesarias para tomar decisiones de comunicación con plena certeza de que son las correctas.
(Porque muchas veces, la empresa o institución tampoco quiere invertir lo necesario para contratar a alguien con el perfil adecuado para esas decisiones)
Con el tiempo, muchos de estos responsables llegan a la conclusión de algo que nosotros sabemos hace mucho. Para tener una buena idea, hay que tener muchas ideas. Así que inventan el concurso.
De esta manera obtienen ideas de todos los concursantes, rápidamente y no pagan nada. ¡Que inteligentes somos!
La mayoría de ellos saben que existen agencias, despachos o diseñadores con muy buena reputación que pueden resolver excelentemente sus necesidades, pero que evidentemente, cuestan mucho más que los “diseñadores” que siguen instrucciones, el proceso sería mas tardado, existe el riesgo de que la empresa o diseñador elegido no llegue a una solución adecuada y se contrapone a su necesidad de optimizar el presupuesto.
La elección parece obvia. Si hay diseñadores que aunque no sean muy buenos, me van a traer muchas ideas, yo, con mi visión y preparación, voy a poder escoger de entre muchas ideas la mejor y solo le pagaré a uno de ellos, la parte de manufacturar el arte final, dirigido por mi y a un precio que yo elija.
Además, pagaré una batería de estudios cualitativos para asegurarme de que hago una elección perfecta (Casi siempre pagan más por que 50 personas les den su opinión de una serie de alternativas, que lo que costo generarlas)
De esta manera, me van a felicitar por hacer muy bien el trabajo y además estaré ahorrando.

Aquí existe una trampa que el cliente o responsable no quiere ver. Nadie te va a vender un Ferrari a precio de VW.
El concursante esta siempre bajo la consigna de cobrar muy barato. Por lo que no tiene mucho margen de maniobra en términos de inversión. Si llega a ganar el concurso, de todos modos, como el momento económico es de “el comprador”, este le va a ofrecer un pago muy magro.
Así que el concursante va a limitar los recursos de manera que si pierde, no pierda demasiado. Cuando hablo de recursos, hablo de tiempo y recursos materiales.
El cliente cuenta con que el diseñador casi siempre se siente como una estrella de rock y participar en el concurso es como si le ofrecieran tocar frente a un público conocedor y quizá de ahí le ofrezcan un contrato para abrirle conciertos a U2.
Este diseñador, en pocos años va generando criterios de diseño basados en la aceptación de los clientes. No en los méritos del trabajo en si mismo. Y si partimos de que México es un país conservador, donde el miedo al cambio es el motor de muchas decisiones corporativas e institucionales, la creatividad potencial de este diseñador se va atrofiando sin darse cuenta siquiera.
Asi que el cliente tiene una razón mas para no pagar bien por creatividad, ya que los resultados de los diseñadores no lo sorprenden nunca. Este diseñador ha aprendido a pensar igual que el.
Cuando una de estas empresas o instituciones tiene un proyecto que al directorio, el socio, el dueño o el que tiene la capacidad de decisión le importa mucho, se dan cuenta de que los diseñadores que se sacrificaron pensando en que algún dia llegaría su oportunidad, no tienen la capacidad de crear estrategias, ideas revolucionarias, carácter para defenderlas o visión para reconocerlas, así que averiguan quien es el mas fregón del mundo y contratan a Landor o Interbrand y le pagan millones por proyectos que las subsidiarias locales con personal local realizan con costos muy rentables.

Los diseñadores de hoy, (no vivieron el cinismo económico de los 80’s) no tienen tan claro que para ser diseñador también hay que ser empresario. Saber de negociación y tener objetivos claros. Saber decir que no.

Me parece que los diseñadores debemos respetar más nuestro trabajo.
Prepararnos continuamente para poder ofrecer soluciones y asesoría a nuestros clientes. No solo para saber usar el ultimo PhotoShop.
Debemos ser conscientes de que nuestro trabajo aunque sea de freelance, debe ser muy bueno, debemos ser cada día mejores comunicadores, estudiar, leer, observar, cultivar nuestros talentos. Pero también valorarlos, porque también ese diseñador deberá en el futuro ser capaz de mantener una familia, darle seguro médico, colegiaturas, ropa, vacaciones y oportunidades a sus seres queridos, a partir de una actividad que SI genera valor para las empresas e instituciones.
Todo aquel que siga regalando trabajo, esta construyendo pobreza futura para todo nuestro gremio.
Esta es una primer invitación a que no regalemos el trabajo.
Una alternativa no seleccionada en un concurso, juega el papel de marco de referencia para que otra alternativa sea elegida. Tiene un valor. Cada hora hombre, computadora, renta y luz invertida tiene un costo. Ninguna de esas empresas o instituciones te va a regalar un producto en el super o una entrada a un evento. Ellos si tienen perfectamente claro que su actividad es comercial. Tengamos en cuenta que por mucho que nos guste ser diseñadores, estamos vendiendo nuestro trabajo. Y este trabajo tiene un valor. Y si no has llegado al punto en que tu trabajo sea lo suficientemente valioso para el mercado, sigue estudiando, sigue esforzándote, sigue creciendo.. pero no regales tu esfuerzo.